Según las Constituciones de la Compañía de Santa Teresa de Jesús, la misión educativa se describe como: Un modo específico de evangelizar desde nuestro ser de educadoras: la educación es mediación carismática en nuestro servicio al Reino. Educamos promoviendo procesos personales y comunitarios de acuerdo al itinerario teresiano para que las personas descubran el proyecto de Dios en sus vidas, desarrollen sus capacidades y sean agentes de transformación social.

El propósito de esta educación —humanizadora, liberadora y transformadora— es la formación integral de la persona. En el ámbito escolar, el estudiante es el protagonista de su aprendizaje, mientras que el educador actúa como mediador y acompañante. Los procesos de enseñanza-aprendizaje se fundamentan en el aprendizaje situado, dialógico y cooperativo, aplicando una dinámica de acción-reflexión-acción. La gestión educativa se guía por los principios de las Comunidades que Aprenden, propiciando siempre la experiencia creyente y el compromiso evangelizador, conforme al carisma teresiano.